MIENTRAS LA PIEL NO ENCUENTRA SU MOMENTO
Cae la lluvia como si fuera un desafío. Como si solo hubiera penumbra y no pudiéramos recordar el rumbo enardecido de las olas. Como si no hubiera más sueños que el agua mojada. Pero la tierra arde en sus entrañas y no podemos dejar pasar la oportunidad de recuperar los valles que perdimos, las montañas que erosionamos los bosques que talamos las aguas que contaminamos. Por querer ser aire, por querer ser los dioses que adoramos, en las noches ancestrales, por querer ser los soles que se alejan en el aire, por querer aprehender la muerte reflejada en nuestros labios, atrapada en los cauces borrados de la vida. Y es ahora cuando mejor podemos batir las alas en la arena. Pues las dunas me recuerdan… Nos recuerdan… Las batallas que perdimos, las soledades que ganamos. Su imagen va girando lenta. Se acuna entre las olas, como una rueda de la fortuna pintada al óleo, girando en mitad de esta guerra, cayendo so