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Mostrando entradas de abril, 2019

MÚSICA ANTIGUA

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En esta tarde de música antigua... En esta tarde de música antigua quiero pensar que la tristeza no existe, que las hojas de los árboles siguen callando, que los pasos que conducen hasta la iglesia de Gumiel de Izán, me han llevado muy lejos, me han descubierto un mundo nuevo de sensaciones... Una viola de teclas, un rabel, una zanfona, un bouzouki... La belleza inundando el aire. Nuestros pies convertidos en peregrinos, sus manos en canteros de lo inexplicable... Me pregunto por qué será el camino tan largo, adónde conducirán estos escudos adornando los balcones y las calles. Los artesanos nos ofrecen su mirada en la tarde de domingo, los colores de sus trajes y el encanto de una fiesta aún por conquistar. Y los ojos se convierten en halcones de la inmensidad. Sobrevuelan los estantes. Así la tarde va cobrando sus colores desteñidos de crepúsculo. Así queremos ser aroma de agua dulce, piel de avena, sabor a miel o a almibarado hojaldre, esencia de té verde en estas calles.

ENTRE HIELO Y SOMBRA

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            Un recuerdo. Una palabra. Sostener la mirada. Contemplar las estrellas. Aferrarse a la vida. Resbalar en el hielo. Esconderse entre las sombras. Lanzarse a la conquista de un nuevo mundo aún lejano. Dejarse descubrir. Podría estar así durante horas. ¿Quién no ha estado enamorado alguna vez? ¿Quién no ha visto una rosa invernal? Parece inevitable. Y es que el amor es así. Ya se sabe. Llega cuando menos te lo esperas. Te acecha sin que le busques. Se olvida de ti cuando lo deseas. Y de pronto estalla… y ves unos ojos que te dicen, que te adoran, que te besan desde unos párpados que no son los tuyos. Y es como si os conocierais desde antes de nacer…             Es lo que tiene el amor. Es algo así como una mágica complicidad. A veces, me parece increíble que no queramos creer en el amor. Que pretendamos huir de su hechizo. Que cada catorce de febrero nos escondamos entre escaparates y bambalinas para evitar cogernos de la mano y mirarnos largamente… Y dejarnos llevar por

NUEVO E-BOOK. ASIMETRÍAS DEL AIRE

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Tradición e innovación, angustia existencial y poesía social. Belleza, verdad... La búsqueda de la propia voz en el paisaje...  Así este libro parte de la renovación de algunos tópicos literarios, para ahondar en los problemas que amordazan nuestra sociedad, en la que el paisaje rural y el urbano no son más que un reflejo de la continua búsqueda al sentido de nuestra existencia en las pequeñas cosas frente al paso del tiempo.  Los desaparecidos, los mendigos, los inmigrantes deambulan por estas páginas junto con los vicios del progreso como la contaminación y los logros de la sociedad desarrollada como las vacunas y el agua corriente.  La importancia del lenguaje como forma de ser y de afrontar nuestra herencia cultural está presente también en la última parte del libro "Universo Poético" en el que la importancia de los visual, de lo desigual y asimétrico se aprecia ya en el uso del caligrama, en el poema con el que se pretende abordar la soledad y decadencia de nuestr

REFLEJOS DE UNA VENTANA

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A mi abuela Rosario               Reflejos de una ventana a las siete menos cuarto de la tarde. Tras la ventana una cortina descorrida. Allí una imagen. Una mujer cosiendo al ras del ocaso. El dedal amortigua las puntadas, mientras la aguja se desliza raudo sobre la tela. En su leve movimiento las manos de la modista van dejando un rastro de hilo, convertido en huellas, de donde nacerán rosas clavadas sobre el hilván.               Y así caen las gotas de lluvia sobre el asfalto como leves y húmedos pespuntes de vida, de calma, de serenidad... como breves recuerdos fragmentados de otras primaveras ya lejanas que quisieron convertirse en tierra mojada, en ráfaga de viento, en procesión de Semana Santa.             Es entonces cuando tal vez nos preguntamos quién puede parar las nubes, quién controlar cielo, tierra y mar. Y van desfilando los cofrades dejando una letanía de silencio al pasar. Su imagen proyectada en el cristal, da nuevos matices de luces y sombras a los tejidos

LA SOLEDAD

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LA SOLEDAD De nuevo entre los recortes de periódicos asoma tu imagen. Resuenan las trompetas y los tambores. Parece como si el corazón nos temblará en cada redoble a la luz de las velas encendidas de los pasos. La oscuridad ya no es oscuridad desde hace varios siglos. Pero a la luz de los cirios las siluetas adquieren nuevas formas. Es entonces cuando cruzamos apenas una mirada intentando reconocer la abertura de unos ojos que caminan lentos hacia el corazón de las ciudades y los pueblos. A veces, creemos reconocernos en la soledad del costalero con su Cristo al hombro. Tal vez sea así. Tal vez, debamos cargar también nosotros con nuestros olvidos y nuestros recuerdos. Resuenan las trompetas y todo es silencio. Ese silencio que ya no encontramos en los museos, que se ha perdido en las visitas a las catedrales y a los monumentos... Mientras los visitantes se empeñan en tocarlo todo. La luz de las vidrieras pierde así parte de su encanto. Las estatuas y los cuadros, las vitri

TERRA SIGILLATA

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Primer premio en el Certamen Literario “Villa de Peñararanda de Duero” 2001. Heracles se dispuso a limpiar todo aquello en un solo día, habiendo convenido con Augias en que, si lograba realizar aquel trabajo, recibiría a cambio la décima parte de lo ganado. Ayudado por su sobrino Yolao, Heracles derribó dos de las cuatro paredes de cada establo y desviando el curso del río Alfeo y Peneo, consiguío que las aguas se llevarán el estiércol [AAVV: Diccionario de Mitología Clásica ] Mi pulso se aceleraba por momentos. Sentía una intensa sensación de cansancio como si todo mi cuerpo se hubiese convertido en un enorme entramado de piedra caliza incapaz de obedecerme. Era totalmente desalentador, porque no me quedaba mucho tiempo. Oí un grito espeluznante. La madera crujía. Podía escuchar sus pasos acercándose. Quise escapar, pero un escalofrío me paralizó al pie de la escalinata. Era ya muy tarde… Alguien estaba allí. Noté una aguja atravesando mi vieja sandalia. Estiré la ma

Tormenta de primavera

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A veces la vida nos pilla por sorpresa. Se muestra en su esplendor de forma improvisada y nos regala una sonrisa. Nosotros decidimos si debemos aceptarla. Si es un gesto banal e insuficiente a nuestros ojos. Si no merece la pena devolverla. Así llega mayo de repente. Y los campos parecen entregarnos su sonrisa. Otras veces la derrota nos acecha a la vuelta de una escalera. Sin más resbalamos y es entonces cuando nos damos cuenta de la fragilidad de nuestros planes, que se tuercen, que ningún vendaje podrá volver a enderezar...Días perdidos, que caen con las primeras gotas de una tormenta primaveral llenándonos de rubor.   Nos preguntamos porque cantar en primavera, porque dejarse seducir por una magia inexistente al ocaso. ¿Será de nuevo la celebración de la vida? ¿El sentir la fuerza del aire que respiramos? Es entonces cuando abrimos lentamente nuestra ventana. Una especie de brisa entra en nuestras casas y nos invade por completo. Sin duda alguna estamos vivos. Estamos despier