CARTA DE UNA PROFESORA VACIADA
CARTA DE UNA PROFESORA VACIADA Yo también pertenezco a la España vaciada. Me enamoré de ella, de sus calles y de sus gentes, hace ya casi diecisiete años. Eché aquí mis raíces porque decidí quedarme y pude hacerlo. Sin duda, me sonrió la fortuna. Ahora formo parte del paisaje, como Ana del grupo de Jornada continua que decidió rodearse de “robles y montañas” para criar a sus niños, porque al igual que ella y tantas otras, yo también soy madre, en un lugar donde cada vez hay menos nacimientos. Y todo el mundo sabe que una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos. Por eso, me gusta el lugar en el que vivo; por eso valoro las tardes en el parque porque yo también pertenezco a la España vaciada y decidí disfrutar del “camino de vuelta”, como dice uno de los poemas de Andrés Trapiello. Un camino que se va labrando poco a poco el respeto de mucha gente, un camino de progreso que apuesta por la cultura, la libertad, por una educación en la que familias y docentes podamos ir unidos