A LA HORA DEL CREPÚSCULO



A LA HORA DEL CREPÚSCULO


Lunes 21 de octubre de 1885
A la hora del crepúsculo



    Algún día volveré a recordar la belleza de este paisaje. Me quedaré absorta imaginando... Sentada en mi rincón favorito de la casa. Mis hermanos preguntarán por mí a la hora del almuerzo y no obtendrán respuesta alguna. No podré oírles. Después se acercarán hasta mi cuarto. Llamarán a la puerta  golpeando con los nudillos levemente. Irrumpirán de golpe. Sobresaltada me levantaré de la silla de madera, que perteneció a la bisabuela,  y dejaré caer mi última lectura sobre la cama.
   
    En la tarde iré al río a lavar la ropa. El agua estará tan helada como mis manos. Regresaré a casa dando un rodeo. Me detendré a recoger por el camino algunas flores. Cuando me quiera dar cuenta se habrá alejado otro día. El cielo se tornará rojo entre los almendros, y dejaré caer mi última lectura sobre la cama...



[Eva M. Miranda Herrero, publicado en Aranda Siglo XXI, noviembre de 2003 ]

Comentarios

  1. ¡Qué bien sintonizan esos recuerdos de tinte borgiano con esa hora mágica que tanto inspiró a los autores románticos! Y de fondo, cómo no, la lectura.

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