Enmudecer


A los lectores de este blog: gracias por estar ahí.

            Acaricio el teclado levemente. Es una nueva sensación. Una sensación extraña. Algo así... Parecido a enmudecer, a dejar que las palabras fluyan en silencio hasta ti.
      Tal vez, por eso recuerdo nuestro último paseo por la costa. El mar estaba enfurecido rompiéndose constante sobre las rocas. Sin embargo, se respiraba una completa calma. De fondo, en la noche los tambores de las procesiones se fundían con el repiquetear de las campanas y en la distancia te imaginaba en medio de la procesión de Jueves Santo como cada año.
            Es como si todavía pudiera escuchar tu voz en medio del tumulto. En medio de una batalla de clarinetes y de flautas traveseras. Pero ahora ya no resplandecen las antorchas ni los cirios a su paso por las calles de Aranda. Por eso, recuerdo las aguas en silencio y dejó que la mirada se pierda por la pantalla. Esperando... Luego, daré de nuevo un par de sorbos a la taza de café para sentir en mis labios su calidez y aroma, rescatando algún instante del olvido.
          Por ejemplo, aquella tarde de abril. La lluvia golpeaba sonoramente en la ventana. Sentía tu ausencia con más fuerza que nunca. Me aferraba a la almohada con la esperanza de conocerte, de saber que existías en algún lugar de este mundo.
        Ha pasado algún tiempo desde entonces. Exactamente un mes y tres días. Ya no necesitó reinventarte. Me he convertido en el personaje, de una novela apasionante, que vaga por las estanterías antiguas de la biblioteca pública entrelazando contigo las manos.
            Acariciamos el teclado levemente. Es una sensación nueva. Una sensación extraña. Algo así... Parecido a enmudecer, a dejar que las palabras fluyan en silencio entre nosotros.

[Eva María Miranda Herrero, publicado en  Aranda Siglo XXI, 2005]



Comentarios

  1. Los lectores estamos ahí porque es un placer leer estos textos tan poéticos. Este. concretamente, ha sabido cerrar muy bien el microrrelato con la sugerente repetición de "enmudecer". Una constante armonía entre el silencio y la música con una desbordante sensualidad.

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