Tiempos de escasez
TIEMPOS DE ESCASEZ
–Llaman
a la puerta
–Ahora mismo salgo a abrir, madre.
–Ya va, ya va...
–No, no. No queremos nada.
–¿Quién era, hija?
–Un vendedor ambulante
Esta es la historia de mi vida puertas que se
cierran, puertas que se abren. A principios de enero de mi primer año
universitario regrese a la casa de mis padres. Traía una maleta vieja, llena de
parches en la que guardaba mis cuatro pertenencias personales –una foto de la
familia, una agenda, un pantalón, una camisa y una muda– junto con un
muestrario de telas que intentaba vender en Navidades de pueblo en pueblo como
los feriantes para costearme los estudios. Este no era el único trabajo que
había tenido. En verano andaba de camarero por la costa, sin embargo, no era la
labor que más me gustaba. Prefería acompañar a mi padre cuando iba como
estañador por la comarca, principalmente los fines de semana, ya que a diario en
aquella época permanecía en Aranda. Por la mañana iba al instituto para sacarme
sexto y reválida. Por las tardes me convertía en ayudante de zapatero soñando
con los ojos abiertos otros tiempos mejores en los que mis pequeños ahorros me
permitirían hacer carrera en la ciudad. Las noches de estudio eran siempre muy
largas.
Ahora los tiempos han cambiado las casas permanecen
cerradas. Hay carteles que prohíben en algunas localidades la entrada a los
feriantes. ¿Qué habrá sido de los charlatanes? Ya no venden té imperial por las
plazas.
A mí mismo me sorprenden los peligros que puede
albergar el otro lado de una puerta. Sin embargo, me encanta bajar los sábados
al mercado, porque revivo mis viejos recuerdos. Eran tiempos de escasez...
[Eva María Miranda Herrero, publicado en Aranda Siglo XXI, 2006]
La autora ha sabido reflejar muy acertadamente tiempos de penuria, de muchos oficios que había de desempeñar para sobrevivir: vendedor ambulante, camarero,estañador, zapatero. Tiempos de escasez, tiempos de postguerra, en que se vivíamos felices y confiados en un futuro mejor.
ResponderEliminarMuy bueno!!!
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