CARTA DE UNA PROFESORA PARTIDA
Estos días están siendo
duros. Aunque la verdad ser profesor y vivir en una pequeña localidad no es
precisamente fácil. Recibes críticas o comentarios negativos como tres veces al
día solo por el hecho de serlo. Si es fin de semana qué bien ya no trabajas, si
son las 2:20 qué bien ya terminaste la jornada. Nadie sabe que igual esa tarde
o esa noche, depende de las circunstancias, te pasarás dos o tres horas más
corrigiendo, haciendo apuntes, etc.. El último puente, por ejemplo, me lo pasé
entero corrigiendo y haciendo medias. Y solo recibí un “no sería tanto”...
Este año se me ha
ocurrido decir que mi jornada laboral se prolonga fuera del instituto y he
recibido un “Sí, yo también trabajo en mi casa hago bricolaje, o tengo un huerto,
o etc”. Creo que no hace falta decir que ese bricolaje o ese huerto son
trabajos o hobbies que uno hace cuando tiene algo de tiempo fuera de su jornada
laboral, pero los preparativos de las clases que yo sepa son obligación, no
hobbies por muy trabajosos que sean.
Otra de las cosas que no entiendo
es ese odio o inquina que se manifiesta, también en algunas noticias o medios
de comunicación cuestionando la profesionalidad de los maestros, especialmente
en lo que respecta a la decisión de elegir jornada continua o partida, o al
calendario escolar de los docentes. Entre otras cosas, porque yo voy a trabajar
las mismas horas de una manera o de la otra, por un lado, y, por otro, mi
experiencia como docente parece ser que no cuenta nada.
En todos los países de
nuestro entorno que van por encima de la media de España en la OCDE la jornada
escolar termina entre la 13:00 como Alemania o las 15:00 horas como en Finlandia.
En el primer caso es una jornada continua en la que los escolares comen en sus
casas, con muy buenos resultados en el informe PISA, por cierto. En el segundo
caso estamos ante una jornada partida en la que la comida se hace dentro del
comedor escolar y se ajusta muy bien a los biorritmos, porque comen a entre las
12 y la 13:00 para después de 2:00 a
3:00 reciben su última clase. Después tienen monitores de tiempo libre para
hacer extraescolares. No hay que decir nada de las maravillas del modelo
educativo finlandés, con ratios muy bajas de alumnos por clase.
Entiendo que en España
dejar a los niños a las 15:00, es muchas veces incompatible con la jornada
laboral de sus padres. Y entiendo que las jornadas partidas europeas se ajustan
a los biorritmos mejor que las nuestras, aquí nadie come a las 12:00.
Sé que hay informes de
los pediatras valencianos comentando los valores del comedor escolar, ya que
los niños en muchas familias no reciben una alimentación adecuada, lo cual nos
lleva a la jornada partida. Pero igual que yo doy crédito a este informe. No
entiendo por qué no se da crédito a los profesores de infantil que saben
perfectamente que los niños entre 2 y 4 años van por la tarde en la partida a
dormir al cole y así no lo aprovechan nada. Imagino que un estudio sobre esto no interesa
nada a nadie, porque no es lo que la gente ni quiere, ni puede permitirse oír, porque
trabajan fuera de casa o porque necesitan un poco de respiró. Todos somos
humanos.
Entiendo que, hoy por hoy,
en España es muy difícil conciliar lo laboral con el cuidado de los hijos, pero
odiar por eso a los profesores no va a solucionar nada.
Otra cosa que me
sorprende en los artículos de opinión sobre la educación de niños y jóvenes, es
esa tendencia a ir en contra de las actividades extraescolares, especialmente las
de pago, porque fomentan la desigualdad. También la fomentan los Ferraris, iphones y las casas de 200 metros cuadrados con jardín y las vacaciones en
hoteles de 4 o 5 estrellas… Y nadie se queja, por eso, ni deja de pagarlas,
si es que pueden. Así es la vida, por injusta que sea.
Entiendo que para las
familias que dependen del transporte tener que venir a recoger a los niños
todas las tardes para las extraescolares no debe parecerles muy justo. Es
verdad, no lo es. Y si sale la jornada continua habrá padres que se desplazarán
para posibilitar que realicen estas extraescolares o jueguen en el parque un
ratito, como lo hacen ahora, a diario en algunos casos, y otros seguirán sin
hacerlo. Pero yo también pertenezco a la España vaciada y creo que las
extraescolares en un municipio cercano dan muchas opciones que no tenemos ahora,
o que solo tendríamos si viviésemos en una ciudad o tuviésemos que viajar una
hora a Burgos o Soria, desde Salas de los Infantes, por ejemplo.
Cada uno que haga lo que pueda,
lo que le venga mejor: que vote a favor, que vote en contra, que no vote. Pero
por favor respetémonos. Esta rabia o inquina no es buena para nadie. Es
importante, que seamos tolerantes. Es importante que estemos juntos en esto de
educar a nuestros niños. Hagámoslo, por ellos.
Qué artículo tan desafortunado y qué visión tan reduccionista, con todos mis respetos.
ResponderEliminarOjalá otros colegas tuyos, profesores también de instituto que trabajan y viven en el medio rural, te den otros puntos de vista con mucha mayor amplitud de miras en muchas de las cosas que analizas.
Salva Urién
Me siento muy afortunada de vivir en la Sierra y sé que en el medio rural vive gente muy agradecida, bien formada y preparada. Tengo suerte de conocer y compartir mi vida con personas maravillosas.
Eliminar¡ Qué hartura tiene que haber invadido a la autora de este blog para volcar sus vivencias en una carta como ésta y en un blog de "creación, literaria, lengua, literatura y mucho más "! Claro que en ese " mucho más" se desahoga muy razonablemente con el lenguaje castellano que llama a las situaciones por su nombre y digan lo que digan.
ResponderEliminarGracias, Literatura andante, lo mismo que tú piensan mis compañeros de instituto en la Sierra a los que conozco muy bien, y que así me lo han ido trasmitiendo estos días. A ellos también quiero darles las gracias en estas líneas.
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