La emoción de lo desconocido



Hoy he creído que era tarde. Tarde para cambiar. Tarde para dejar la mirada perdida en la inmensidad del cielo. Pero tarde es solo una palabra que se desvanece entre nuestros labios, lentamente, demasiado pronto al anochecer.

Y me he preguntado por qué debería dejarme llevar por la derrota de una juventud que se adentra en las lagunas la memoria cuando existe a mi alrededor tanta, tantísima belleza. He recordado mi ya casi olvidada adolescencia y he pensado en aquellos meses de agosto en los que creía que el verano no terminaría nunca.

Nos recreábamos en cada rayo de luz, en cada ráfaga de brisa entre los árboles. Sí, éramos inmortales y los días parecían no agotarse nunca. El mundo ante nuestros ojos:   a veces demasiado grande, a veces demasiado pequeño ¿Cómo encontrar el camino? ¿Cómo recorrer todas las distancias en la oscuridad de la noche? 

Una pequeña ciudad como Aranda albergaba todo lo que necesitábamos. Todo lo que soñábamos. Más allá el abismo de otras ciudades por descubrir. El encanto y la emoción de lo desconocido tras esas últimas vacaciones de instituto. Pero ¿para qué pensar en el futuro pudiendo aprehender cada instante, cada rayo de luna en las fiestas ribereñas?

Ahora caminamos de la mano por los parques del Duero y solo durante unos segundos el mundo se detiene por nosotros. Por lo que algún día fuimos. Por eso, sabemos que nunca será tarde. Qué el tiempo siempre camina con nosotros invitándonos a disfrutar de la magia del paisaje y las noches que nos quedan por delante. 

¿Quién no querrá perderse en las fiestas Barrocas de Lerma, caminar por Orbaneja del Castillo mientras se mezcla el murmullo de las aguas con la melodía de un poema hecho música? ¿Quién no llegará hasta los arribes del Arlanza? ¿Quién no querrá acercarse a Sinovas, Caleruega o Peñaranda? 

Me gustaría ver ahora, aquí el reflejo de la juventud perdida, en la aguas de este río. Sin embargo, ahora es el tiempo de otros. Un tiempo en que se descubrirán a sí mismos, en que desearán ser más libres. Porque a los jóvenes de hoy,  se los acusa de tenerlo todo. Sí, tal vez gocen de más medios técnicos, de un mundo lleno de imágenes. Mas poseen los peligros de un mundo de artificios, de excusas, de palabras a medio decir... Porque hubo un tiempo en que nosotros también fuimos muchachos. Lo sabemos. Ellos saldrán también adelante. Y nosotros seguiremos siendo jóvenes si amamos nuestra tierra en su pequeñez. Eso es lo que nos hará realmente grandes.
File:Van Gogh - Starry Night - Google Art Project.jpg
Eva María Miranda Herrero, Diario de Burgos Edición de la Ribera, 2006

Comentarios

  1. ¡Con qué melancolía comienza este texto! Me gusta cómo juega con las preguntas ¿ por qué? ¿ cómo? ¿ para qué? y la alusión a esos parajes tan entrañables que bien merecen una visita turística, Orbaneja del Castillo, Caleruega, Peñaranda ( supongo que se refiere Peñaranda de Duero, que está propuesto como uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León).
    Quizá no debiera haber hecho referencia a la juventud "perdida" o haber utilizado otro adjetivo porque , como concluye en el último párrafo, " seguiremos siendo jóvenes si amamos nuestra tierra en su pequeñez" o la intrahistoria, como decía Miguel de Unamuno.

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    1. Sí, es verdad. Tal vez no. Por cierto, me alegro de la elección de Peñaranda de Duero como el pueblo más bonito de Castilla y León, sin desmerecer a tantos otros. pero hay que reconocer su encanto. Esa plaza empedrada que reune el palacio y la Colegiata, ese misterio que encierra las viejas casas castellanas con sus vigas a cielo abierto...

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