Cuatro piedras
Esta mañana he contemplado una casa derruida. Uno de esos solares en los que sobreviven un viejo colchón desvencijado, una muñeca de porcelana medio rota, una silla de paja, un cuadro torcido, caído de una pared... Me he preguntado cuantas veces he visto algo así; supongo que muchas: desde bodegas hasta rascacielos. Sin ir más lejos en el monasterio de San Pedro de Arlanza, camino de la Sierra de la Demanda vi hace algunos años una de esas imágenes, salvando, por supuesto, siempre las distancias –aunque las obras de restauración parecen ir poco a poco rescatándolo de convertirse en ese polvo errante que repuebla las dunas desérticas de las tierras estériles y áridas. ¿Qué pasará con mi casa dentro de dos mil años? ¿Vendrán de nuevo los romanos a reclamarnos el anf...